Y si te digo que la Princesa y la Bruja del cuento, son dos lados de la misma mujer...
- Idáliz Escalante
- hace 2 días
- 4 Min. de lectura
La Bruja y la Princesa: El Arquetipo Fragmentado Que Te Robó Tu Poder
Desde pequeñas nos entregaron historias disfrazadas de entretenimiento, pero cargadas de programación emocional. Nos mostraron mundos mágicos donde siempre había una protagonista buena… y una villana que representaba todo lo que supuestamente debíamos temer. Nuestra enemiga mortal.
Así aprendimos una de las mentiras más efectivas para controlar a una mujer:
La mala de la película siempre es la bruja.
La bruja —según el cuento— es fea, sola, amargada, resentida, peligrosa.
Pero hay algo que nunca te dijeron:
La bruja solo es peligrosa para quienes temen a una mujer que piensa, decide, siente y crea por sí misma.
(Y pausa, ¿sabes que la palabra bruja en realidad significa mujer sabia?)
La bruja fue demonizada porque representa exactamente lo que una mujer despierta, activa dentro de sí:
Poder interno que no necesita validación.
Conexión con su intuición y con la naturaleza.
Conocimiento ancestral.
Sabiduría sobre plantas, ciclos, rituales y manifestación.
Capacidad de estar sola por elección, no por rechazo.
Determinación férrea.
Enfoque.
Voluntad propia.
Una espiritualidad y creatividad que no se pueden controlar.
En otras palabras: la bruja era demasiado libre.
Y una mujer libre siempre ha sido percibida como una amenaza por cualquier sistema que necesite obediencia, no conciencia.
La Princesa: La Imagen de la Mujer "Correcta"
Mientras la bruja era demonizada, la princesa era santificada. Hermosa, dulce, pura, inofensiva. Una niña-mujer eternamente obediente, eternamente buena, eternamente necesitada.
Hablando con animalitos porque no tiene personas reales. Encerrada o dormida porque no participa en su propio destino. Esperando que alguien más la elija. Esperando que alguien más la valide. Esperando que un príncipe —cualquier príncipe— le resuelva la vida.
Esa es la mujer que te dijeron que debes ser: bonita, amable, agradable, dócil, correcta.
Y sobre todo… callada hasta que la salven.
La princesa es el molde perfecto para crear mujeres desconectadas de su intuición, de su poder y de su voz. Y sobre todo, mujeres que no incomoden.
Así nació la “nena buena”: la mujer que teme destacar, que se minimiza, que cuida de todos menos de ella, que pide permiso para vivir, que se silencia para no molestar.
Y mientras te entrenaban para ser princesa…te alejaban de la otra mitad de ti.
La Revelación: No Eran Dos Personajes… Eras Tú Dividida
Cuando por fin te atreves a mirar sin miedo, descubres algo que cambia toda la narrativa:
La princesa y la bruja no son opuestas. Son dos partes de la misma mujer.
No existen como entidades separadas. Fueron partidas para fragmentarte. Te dijeron que solo podías ser una. Que la otra era peligrosa. Que escoger la dulzura significaba renunciar a tu poder. Que elegir el poder significaba renunciar al amor.
Es la manipulación psicológica perfecta: divide a una mujer entre lo “bueno” y lo “peligroso”, y la habrás desconectado de su totalidad.
Porque una mujer fragmentada es fácil de controlar. Pero una mujer integrada… es imparable.
¿Qué Pasa Cuando Una Mujer Rechaza Su Parte “Bruja”?
Cuando renuncias a tu bruja interior, renuncias sin saberlo a:
Tu intuición poderosa.
Tu energía creativa.
Tu sexualidad auténtica.
Tu capacidad de manifestar.
Tu voz cuando algo no te resuena.
Tu límite cuando algo no te honra.
Tu libertad de elegir quién eres.
Tu poder de transformar tu vida.
Y entonces aparecen síntomas comunes en la mujer desconectada:
Ser buena… a costa de sí misma.
Dar demasiado… y recibir poco.
Atraer relaciones donde se vuelve madre, salvadora o sombra.
Temor a destacar o a hacerse visible.
Culpa por tener deseos y ambición.
Resistencia a ser poderosa.
Miedo a tomar decisiones sin aprobación.
Sensación de vacío o falta de propósito.
Ese es el precio de tratar de ser solo princesa.
¿Y Qué Pasa Cuando Una Mujer Rechaza Su Parte “Princesa”?
Porque sí… hay mujeres que hicieron lo contrario:
Para no ser vulnerables, para no ser vistas como débiles, para no depender…renuncian a su ternura, su sensibilidad, su corazón y hasta su magnetismo para recibir.
Pero la desconexión también se paga.
Aparecen:
Rigidez emocional.
Dificultad para recibir.
Hiperindependencia dolorosa.
Cansancio profundo.
Autoexigencia que rompe.
Feminidad herida.
Dificultad para confiar.
Bloqueos en la abundancia.
Ser solo bruja —solo fuego— quema.
Ser solo princesa —solo agua— ahoga.
La Integración: La Mujer Completa Nace Cuando Une Sus Dos Mitades
La verdadera transformación ocurre cuando vuelves a reunir lo que te separaron.
Cuando recuerdas que puedes ser:
✨ Dulce y poderosa
✨ Sensible y firme
✨ Buena y soberana
✨ Delicada y llena de fuego
✨ Amorosa y con límites
✨ Receptiva y decidida
✨ Líder y compasiva
✨ Espiritual y estratégica
No tienes que elegir entre tu luz y tu sombra. No tienes que escoger entre intuición y razón. No tienes que ser princesa o bruja.
Eres ambas. Siempre fuiste ambas. Solo te enseñaron a tenerle miedo a una parte de ti.
La integración es el regreso a tu esencia original: una mujer completa, alineada, segura, conectada con su verdad y con su poder.
Háblale a tu niña interior, dile la verdad
Tu niña interior merece escuchar la historia completa:
No hay nada malo en ti. Nada que temer dentro de ti. Ninguna parte que debas esconder. Ningún poder que debas minimizar. Ninguna voz que debas callar.
Dile:
No tienes que elegir. Puedes ser la princesa que ama y la bruja que se ama. Puedes ser luz, y puedes ser fuego. Puedes ser magia y puedes ser ternura. Eres la mujer que integra todo lo que eres.
Y desde ahí…tu vida cambia. Tu abundancia cambia. Tu destino se alinea. Tu poder se libera. Tu voz vuelve a ti.
Y renaces.
TE RECUERDO QUE TENEMOS UN EVENTO VIRTUAL PRONTO PARA ESTO:
Ahora entiendo los choques en mi niñez y las veces que cambié de una personalidad a otra según mi entorno. Siempre segura de lo que quería ser pero condicionada por mis pensamientos limitantes que se presenraban a la menor provocación. Este escrito me reveló las veces que no me he atrevidi a ser ni una ni la otra. Ahora tengo la necesidad de retomar dos mitades y ejercer mi poder desde cada una de ellas.
Excelente escrito. Estamos completas cuando aceptamos lo que somos 🌹🌻♥️