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No más "good girl".

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Hablemos de tu identidad de “nena buena”


La bien portadita.

La que no se atreve a protestar por nada.

La que prefiere callar antes de incomodar a otros.

Y cuando finalmente habla, se arrepiente porque se siente culpable del “caos” que se formó por expresarse…

La que no se atreve a pedir porque piensa primero en la desdicha de los demás…

Esa es la que no sabe manifestar, porque no se siente libre de pedir, de exigir, de desear más…

Esa es la que está enferma o con sobrepeso porque se ha tragado sus palabras y sus sentimientos…

Esa que siente lástima o respeto por el otro antes que por sí misma…

Esa es la que avanza, pero siempre con límites invisibles, permaneciendo detrás de una vara que ella misma cree que no merece cruzar… que ese no es su lugar…

Esa que calló tanto que, cuando habla, explota porque tiene demasiado oculto dentro… años de energía acumulada que no sabe a dónde ir…

La que teme que, si dice lo que siente o deja saber que algo no le gusta, su identidad de “persona buena” se derrumbe y ya no la vean igual.

La que eligió desde pequeña un personaje —con sus cualidades y expectativas— y piensa que está mal salirse del rol si hace o dice algo “inapropiado” para ese papel…


Esa era yo.


Quizás te sorprenda, especialmente si llevas tiempo siguiéndome y sabes que soy coach, líder, y que una de mis fortalezas es hablar.


Pero esa era mi realidad: me costaba muchísimo comunicar lo que sentía, como si fuese a ser castigada por hacerlo. Me hice daño callando. Y ¿sabes qué? Todavía lo estoy sanando y aprendiendo a manejar.


Fueron muchos años "disimulando" que estoy bien cuando en realidad no lo estaba. Muchos años tragándome mis palabras, engordando y enfermando por "llevar la fiesta en paz". Demasiado tiempo sintiendo culpa porque cuando al fin hablaba explotaba, se formaba caos y me arrepentía de haber hablado.

Se reflejaba hasta en mi físico, mi salud, mi timidez.


Analizando, me di cuenta de algo súper poderoso e importante:

Inconscientemente hemos elegido un “papel”, como si estuviéramos en una película.

O somos “la buena” o somos “la mala” de la historia.


Y ese papel tiene sus cualidades —según lo aprendimos— y nos cuesta muchísimo hacer cualquier cosa que esté “fuera de personaje”. Especialmente cuando sentimos que, si lo hacemos, vamos a perder la identidad que hemos sostenido frente a los demás.


Por eso nos aguantamos antes de expresar…

Por eso no ponemos límites…

Por eso, aunque el universo tiene TODO disponible para ti, pides tan poco y con miedo…

Por eso, aunque deseas progresar, siempre hay un límite invisible que no logras pasar…


Cuando entendí que podía salirme del papel, todo cambió.

Pedí más.

Puse límites.

Y dejé de cargar culpas que nunca fueron mías.


No dejas de ser buena persona por expresarte, por exigir, por decir no, por poner límites. Y no tienes que aparentar.


Si tú también sientes que hay un personaje que ya no quieres interpretar, quédate cerca.

Estoy compartiendo cómo romper ese rol invisible, sanar tu voz y abrirte a más. Mucho más.

Todo en mi web: idalizescalante.com


Te leo en los comentarios:

¿Tú también jugaste a ser la “nena buena”?

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